jueves, 25 de abril de 2019

Gran Hermano llega a casa

Mientras hoy en las calles de la CABA se pone en marcha el sistema de monitoreo facial, el ingeniero Joseph Paradiso (MIT) se preocupa por el Gran Hermano adentro de nuestra propia casa:



IoT
Joseph Paradiso: “Debemos encontrar la manera 
de escapar del monitoreo y la vigilancia continua”
Por Javier Cortés

El titular de la cátedra Alexander W. Dreyfoos en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) afirma que el impacto que promete el internet de las cosas en nuestras vidas lleva a plantearse hasta qué punto dependeremos en un futuro cercano de los dispositivos conectados

Boston 17 ABR 2019 - 05:09 CEST

Joseph Paradiso durante la entrevista.


Computación ubicua, penetrante, ambiental, oculta… Todo son términos para referirse al mismo concepto: internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Este fue de los últimos en aparecer, pero fue el que acabó por imponerse para hablar de una realidad tecnológica que gana presencia en la conversación pública. “Este fenómeno no trata tanto de las cosas en sí como de la manera en la que interactúan entre ellas y con su contexto. Y no consiste en obtener datos; más bien trata sobre cómo conectar con las personas".

Hablamos con Joseph Paradiso, un ingeniero electrónico que advierte de sus peligros y sus bondades y que sabe bien de lo que habla: ha trabajado en física de alta energía, control de naves espaciales y sonares submarinos y es titular de la cátedra Alexander W. Dreyfoos en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde dirige el grupo dedicado a entornos interactivos.Hablamos con él en las instalaciones del MIT en Boston con motivo de la presentación de este un libro editado por OpenMind, el portal divulgativo de BBVA.

El profundo impacto que promete tener IoT en nuestras vidas lleva a este ingeniero a plantearse una serie de preocupaciones relativas a la dependencia que nos generarán en un futuro los dispositivos conectados. “Cuando era pequeño, empezamos a recibir facturas computarizadas y nos dimos cuenta de que los ordenadores estaban haciendo la contabilidad y administrando muchas de las infraestructuras de las que dependemos. Ahí empezamos a darnos cuenta de que si se cayeran los sistemas, sería un desastre”.
Seguir leyendo en Retina / El País

viernes, 5 de abril de 2019

Sobre la propiedad de los datos

El estado de California promueve un interesante proyecto de ley: que las empresas compartan con los usuarios parte de las ganancias que sus datos personales les generan.
Un artículo de Retina / El País:


El gobernador de California, Gavin Newsom

Big data

Mis datos, mi dinero: 
California quiere cobrar a las empresas que los usan

Por Eva Catalan - 20 MAR 2019 - 07:47 CET



California anuncia una ley para cobrar a las empresas que se enriquecen con la recolección y venta de datos personales de los usuarios de internet y repartir ese dinero entre dichos usuarios.

¿Frustrado porque se te ocurrió mirar un modelo de zapatillas online y ahora no paras de ver el anuncio de dichas zapatillas en todas las webs que visitas? ¿Harto de esa incómoda sensación de que cada búsqueda que haces en Google queda almacenada en algún recóndito servidor? ¿Cansado de decir sí a todo cada vez que te descargas una app y te obligan a aprobar una lista interminable de condiciones? Bienvenido al mundo del usuario de internet: parece que si quieres seguir usando lo que sea que haya conseguido convertirse en imprescindible para tu vida cotidiana vas a tener que apechugar con que alguien, en algún sitio, esté haciendo algo con tus datos. Y haciéndose rico con ello.



California viene al rescate. No para evitar el inevitable intercambio de datos a cambio de acceso, pero sí, al menos para que te toque tu parte del pastel. “Vuestros datos personales tienen un valor en el mercado, y es algo que os pertenece”, dijo el pasado 12 de febrero en su discurso inaugural el recién elegido gobernador de California, Gavin Newsom. Con esa frase ha puesto sobre la mesa una idea que lleva tiempo circulando sin llegar a concretarse: introducir una ley de dividendos que ejerza de correctivo en un mercado todavía sin regular, el de los datos personales. Que obligue a las compañías cuyo modelo de negocio se basa en medir gustos, intenciones, pautas de consumo e incluso localización física, a repartir la riqueza que dichos datos generan.